
Aunque algunas marcas como Rexona han empezado a integrar a cantantes mujeres en sus campañas publicitarias, los artistas hombres siguen llevando la batuta. Jumbo con Ryan Castro, Banco Caja Social con Jessi Uribe y Nu con Piso 21 son solo algunos ejemplos de la larga lista de campañas recientes protagonizadas por hombres. Y, como un círculo perfecto, esa tendencia se refleja también en los números: las cifras de Spotify confirman que las mujeres siguen teniendo menos visibilidad, incluso cuando son ellas mismas quienes más las escuchan.
Según datos de la plataforma, el 58% de quienes escuchan a artistas femeninas en Colombia son mujeres, y en los últimos cinco años el consumo de su música se multiplicó por cinco. Aun así, el espacio que ocupan en la industria (y en la comunicación comercial) sigue siendo pequeño. Mientras el catálogo de canciones de artistas colombianas creció un 36%, las campañas que las incluyen siguen siendo excepcionales.
En medio de este panorama, el Empowerment Day de Spotify se siente como un necesario contrapeso. Durante dos jornadas en Casa Spotify Bogotá, mujeres de la industria musical (mánagers, artistas, productoras, creadoras de contenido y ejecutivas) compartieron experiencias y herramientas para abrirse camino en un entorno históricamente dominado por hombres. Más que un evento, fue un espacio seguro: uno donde las mujeres pudieron ser sin miedo, hablar de dinero, independencia y educación, y reconocerse en sus historias.
En uno de los paneles más esperados, Elena Rose, Mia Nygren (directora general de Spotify para Latinoamérica) y Rebeca León coincidieron en que la independencia económica y el conocimiento son el verdadero punto de partida. “Educarse es mi recomendación. Estén en todo, lean lo que firman, entiendan cada reunión”, dijo Elena Rose recordando que el empoderamiento también pasa por entender los contratos y las regalías.
Pero más allá de las cifras y los discursos, lo que deja el Empowerment Day es un mensaje que trasciende la música: la representación femenina sigue siendo una deuda, también desde la publicidad. Las marcas colombianas tienen aquí una oportunidad para hacer más que contar historias: para equilibrar la balanza y conectar con una audiencia que ya está liderando el cambio desde los audífonos.
Porque si en la música las mujeres están ganando terreno, en la comunicación comercial todavía esperan su turno para ser protagonistas.
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