miércoles, septiembre 03, 2025
Marketing

El Mundial de Desayunos de Ibai: cuando la cultura se convierte en marketing viral

Este enfrentamiento de platos típicos en redes de Ibai Llanos convirtió un juego digital en un fenómeno global que movilizó a audiencias y gobiernos.

En el universo digital, pocas veces un juego improvisado logra convertirse en un caso de estudio para la industria del marketing. Eso es exactamente lo que consiguió Ibai Llanos, creador de contenido con cerca de 20 millones de seguidores en Twitch, más de 13 millones en Instagram, alrededor de 17 millones en X (antes Twitter), y más de 22 millones en TikTok, con el “Mundial de Desayunos”, un torneo virtual que Llanos inició el 18 de agosto de 2025, que comenzó como un reto en redes sociales y terminó movilizando audiencias, gobiernos, medios y marcas alrededor del mundo.

El streamer español, reconocido por su capacidad de conectar con millones de seguidores, transformó un gesto cotidiano, el desayuno, en un símbolo de orgullo cultural. Y lo hizo a través de una mecánica tan simple como efectiva: enfrentamientos directos entre platos típicos de 16 países, resueltos por votaciones en TikTok, Instagram y YouTube.

El impacto fue inmediato. En cuestión de horas, los videos superaban millones de reproducciones y los comentarios se convirtieron en un campo de batalla digital donde cada “like” equivalía a defender una identidad nacional. Lo que parecía un juego se tornó en una narrativa compartida: ser parte de una comunidad que se reconoce en algo tan elemental como la comida.

Uno de los puntos más interesantes fue el salto del entretenimiento digital a la arena pública. Ministerios de turismo, presidentes y alcaldes aprovecharon la coyuntura para pedir votos, y cadenas de televisión cubrieron los resultados como si se tratara de una final deportiva. Por ejemplo el alcalde de Lima, Rafael López, se mostró en redes comiendo pan con chicarrón y el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, acudió a las redes sociales para pedir votos. Así, la dinámica dejó de ser solo digital para insertarse en la conversación mediática y política.

El enfrentamiento entre Perú y Ecuador marcó un hito: el pan con chicharrón y el bolón verde pasaron de ser desayunos típicos a convertirse en banderas culturales. Las cifras lo respaldan: más de 53 millones de reproducciones en Instagram y 131 millones en TikTok solo en esa ronda. El marketing no inventó nada; fueron las audiencias quienes elevaron los platos a símbolos de identidad.

A ese fervor se sumaron las marcas. Desde Burger King hasta Samsung aprovecharon el torrente de interacciones para participar en la conversación, demostrando que la relevancia no siempre se construye con grandes presupuestos, sino con la capacidad de insertarse en la narrativa del momento.

Más allá de la viralidad, lo sorprendente fue el engagement. Algunas votaciones alcanzaron tasas superiores al 20%, cifras que superan ampliamente los promedios de la industria digital, usualmente en el rango del 2% al 3%. Cada interacción no era un gesto trivial: era un acto de pertenencia, un voto cargado de emoción y orgullo.

El caso también abre una reflexión para los profesionales del marketing. En un ecosistema saturado de mensajes publicitarios, el Mundial de Desayunos demostró que la clave no siempre está en la sofisticación tecnológica, sino en la sencillez de un concepto que toca fibras culturales profundas. No fue una campaña pagada, pero consiguió lo que muchas marcas sueñan: conversación global, emoción sostenida e impacto cultural.

El Mundial de Desayunos no fue solo una anécdota viral, sino un ejemplo de cómo los creadores de contenido pueden movilizar comunidades enteras a través de formatos simples y auténticos. Una lección que deja claro que el marketing del futuro no solo se trata de productos o campañas, sino de emociones colectivas que encuentran en lo digital un espacio para amplificarse hasta lo impensado.

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