jueves, marzo 28, 2024
Análisis

El que no duerme no trabaja

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Las malas jornadas de sueño son causantes de baja productividad en las empresas.

Estudios demuestran que la jornada laboral y la vida productiva de las personas es afectada en gran medida por sus malos hábitos al momento de dormir. En el artículo “Implicaciones económicas de los trastornos del sueño” (Economic implications of sleep disorders) publicado por Tracy L. Skaer y David A. Sclar, se menciona que el sueño se considera vital para preservar la función cognitiva durante el día y el bienestar fisiológico; por esto, se recalca la importancia de que las personas cumplan sus ciclos de sueño.

Parte de estos estudios se enfocan en conocer la relación entre el insomnio, apnea obstructiva del sueño (AOS), la somnolencia diurna excesiva (EDS) y la fatiga con la vida laboral. En el artículo publicado por L. Skaer se afirma que la insuficiencia del sueño puede tener efectos graves en el equilibrio entre la vida laboral y personal; por ende, este tipo de vida trae problemas de salud.

Un estudio de la Universidad de Cambridge demostró que dormir menos de 6 horas al día reduce la eficiencia en el trabajo más que fumar o beber. Los desórdenes del sueño desencadenan problemas que afectan directamente la jornada laboral, pues además de acarrear percances físicos también trae consigo dificultades psíquicas.

Registros mencionan que las horas de sueño indicadas para jóvenes adultos (18 a 25) son entre 7 y 9 horas diarias, pero nunca menos de 6 ni más de 11, para adultos (26 a 59) entre 7 y 9 horas, pero también se recomienda hacer una siesta de vez en cuando y para los mayores (60 años en adelante)es saludable dormir entre 7 y 8 horas al día.

Un estudio de Samsung reveló que la pandemia de COVID-19 tuvo un impacto directo en el hábitos del sueño de las personas. Los datos argumentan que las personas descansan más ahora que antes de la pandemia; sin embargo, la calidad y eficiencia del sueño ha disminuido a medida que aumenta la edad, a excepción de aquellos entre los 20 y los 39 años que han experimentado un incremento en la duración y la calidad del mismo.

Los especialistas recomiendan tener horarios claros y evitar las distracciones como celulares o dispositivos electrónicos que puedan evitar el sueño.

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