
Frisby invitó a una fiesta de botargas a las compañías que lo apoyaron en su reciente problema legal por presunto plagio. Las mascotas de compañías como Sura, La Muñeca y Bimbo se reunieron en una tarde de juegos y diversión.
Hace unos meses, Frisby vivió uno de esos momentos que las marcas no desean, pero que a veces sacan lo mejor de ellas: un conflicto legal por el uso de su nombre y su imagen en España. Lo que parecía un tema de abogados terminó por convertirse en un fenómeno digital y, este julio, en una fiesta callejera donde 22 botargas bailaron, jugaron fútbol y celebraron el cumpleaños número 48 de la marca.
En pleno corazón de Bogotá, la cadena de pollo organizó la FrisGala, un evento gratuito en el Parque Museo El Chicó al que asistieron más de 20 marcas, todas representadas por sus botargas más queridas. El Doctor Simi bailando al lado del tigre de Sura. La ardilla de Nucita tomándose selfies con el pingüino de Miniso, la escena parecía salida de un sueño corporativo, pero fue real.
La fiesta de la compañía logró lo que pocas campañas hacen: juntar a competidores, aliados y personajes icónicos de otras categorías bajo un mismo código: el del agradecimiento. Porque más allá de la celebración, el evento fue una respuesta directa a algo que ocurrió semanas atrás. Un gesto de devolución a quienes, sin pedir nada a cambio, respaldaron públicamente a Frisby cuando más lo necesitaba.
Todo empezó cuando Frisby descubrió que en España operaba una empresa registrada como Frisby España S.L., con redes sociales, locales físicos y productos que imitaban no solo el nombre, sino la identidad visual completa de la marca colombiana. La denuncia fue pública, y la indignación también.
Lo inesperado fue lo que vino después: marcas como KFC, Presto y Buffalo Wings —competidores directos— publicaron mensajes de solidaridad. Se sumaron Alpina, Discos Fuentes, Crepes & Waffles, y muchas otras más. El hashtag #NosDamosAPollo, juego de palabras entre “apoyo” y “pollo”, se convirtió en una tendencia nacional y en una muestra genuina de respaldo colectivo.
Frisby pudo haber respondido con un comunicado, pero prefirió hacerlo con una fiesta. Una idea que no parecía tener precedentes, pero que logró capitalizar la atención, el cariño y la conversación generada semanas atrás.