La industria publicitaria oscila hoy entre la sobreintelectualización y la parálisis por exceso de información, y en ese escenario D&AD decide patear el tablero: si la creatividad parece apagada, no es por falta de ideas, sino por falta de acción. Con un manifiesto contundente y una campaña global junto a Uncommon, la organización invita a comprobar, haciendo no diciendo, que la creatividad sigue viva.
D&AD inaugura su programa de premios 2026 poniendo en el centro un argumento tan simple como incómodo: la creatividad no se está extinguiendo por culpa de la tecnología ni por las lógicas de producción contemporáneas, sino porque la industria ha dejado de actuar. La organización retoma el tono insurrecto de sus inicios y lanza un manifiesto que llama a recuperar el impulso primario de hacer, de materializar ideas antes de que se diluyan en infinitos documentos, métricas o aprobaciones.
La campaña, creada con Uncommon, no busca tranquilizar ni adornar. Es un golpe directo a una industria que, según D&AD, se ha acostumbrado a observar más que a experimentar. Con una pregunta que resuena en el mundo entero D&AD, ¿la creatividad está muerta o viva?, el movimiento busca desatar un debate global y, sobre todo, presionar a quienes trabajan en creatividad a demostrar su vitalidad con obra, no con diagnósticos.
El manifiesto nace de una preocupación creciente: en un escenario donde la creatividad es cada vez más descentralizada, entre makers, estudios independientes, equipos in-house y nuevas generaciones de creadores, el riesgo no es la falta de talento, sino la dilución de su impacto. D&AD asume que hoy es más difícil cortar el ruido, generar conversación cultural y sostener ideas valientes frente al temor de fallar o de no encajar en la corriente dominante.
En esa línea, el discurso de la organización se planta contra un viejo enemigo disfrazado de modernidad: la apatía. No es la IA, dicen, ni los modelos operativos híbridos, ni la economía de los influenciadores lo que amenaza la creatividad comercial. Es la renuncia silenciosa a experimentar. Es creer que el trabajo creativo se reduce a llenar grillas de contenido. Es confundir la reflexión permanente con la creación. Por eso, el llamado es urgente: dejar de lamentarse y empezar a hacer.
La crítica también se dirige a los rituales de la industria: los lamentos en redes profesionales, la nostalgia por épocas “más creativas”, las excusas asociadas al ecosistema tecnológico. D&AD responde con un mensaje frontal: la creatividad no muere por factores externos, muere cuando quienes la ejercen renuncian a su propia capacidad de inventar. El nuevo manifiesto busca devolverle al oficio su espíritu insurgente: la valentía de arriesgar, prototipar, fallar y volver a intentar.
En coherencia con este relanzamiento conceptual, los D&AD Awards 2026 incorporan nuevas categorías que reflejan cómo se expande la definición de creatividad. “Brand Transformation” reconoce trabajos que conectan pensamiento estratégico con resultados culturales o de negocio. “Cultural Influence” premia ideas que dejan huella en la conversación pública. Y “Sports Entertainment” abre un espacio a la creatividad que moviliza a fanáticos y redefine el deporte como plataforma narrativa.
La iniciativa incluye también un hub editorial que interroga abiertamente el estado actual de la creatividad. Artículos, entrevistas y ensayos se reunirán para mapear cómo evoluciona el oficio y cuáles son los retos que hoy enfrenta. No es un acompañamiento cosmético, sino un esfuerzo por generar pensamiento crítico que complemente la provocación del manifiesto y amplíe las voces que participan del debate.
Así, D&AD no solo abre su ciclo de premios; busca reactivar la identidad misma de la creatividad comercial. Un llamado a dejar de observar desde la distancia y volver al terreno, a la prueba, al error, al impulso que convierte una idea en un acto. La pregunta está ahí, enorme: ¿está muerta la creatividad? D&AD sostiene que la respuesta dependerá, como siempre, de quiénes decidan crear.
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