
Tras su primer año al frente de Havas Colombia, Izquierdo habló con P&M sobre logros, retos y reflexiones sobre la agencia y el sector de la publicidad en el país.
Cumplir un año en la dirección de una agencia no es solo un hito personal, sino también un ejercicio de evaluación de la industria. Así lo asume Pablo Izquierdo, CEO de Havas Colombia, quien después de doce meses al frente de la operación ha construido una lectura del mercado publicitario local que combina su experiencia internacional con la complejidad del ecosistema colombiano.
Izquierdo recibe a P&M en su oficina, y cada pregunta la responde con calma; se toma por lo menos un minuto para responder lo que muestra que no quiere solo decir cosas, sino analizar por qué las dice.
La primera conclusión que comparte es contundente: Colombia avanza con rapidez. Aunque en términos de volumen no se equipara a gigantes como Brasil o México, Izquierdo afirma que el diferencial está en el talento, en la capacidad de innovación y en la exigencia creciente de los clientes. Ese triángulo convierte al país en un terreno de experimentación estratégica dentro de Latinoamérica.
En ese contexto, el desafío inmediato consiste en responder a la demanda de soluciones integrales. La lógica de agencias fragmentadas por disciplina, creatividad, social, BTL, medios, se ha debilitado frente a la necesidad de interlocutores que piensen el negocio en su conjunto. “Hoy los clientes buscan un socio que entienda sus problemas de negocio y pueda ofrecer respuestas coordinadas, no piezas sueltas”, resume Izquierdo.
El modelo de “Village” de Havas, instaurado en Colombia hace más de una década, responde a esa lógica. Sin embargo, más que un marco organizacional, ha significado un cambio cultural. Romper silos y aprender a trabajar bajo estructuras transversales exigió años de ajustes, a veces dolorosos, pero hoy se traduce en un equipo más maduro y en una operación más ágil frente a los retos de los anunciantes.
Esa integración se materializa, según Izquierdo, en dinámicas concretas: sentar en la misma mesa a los equipos de medios, influencia, contenidos y estrategia para idear soluciones desde el inicio, sin secuencias lineales que retrasen la ejecución.
Para el líder de Havas Colombia la diferencia radica en anticiparse con pensamiento colectivo, no en intentar coser capacidades dispersas después de definir la idea central.
La relación con los clientes ocupa un lugar prioritario en esta reflexión. Aunque la industria se orienta cada vez más hacia proyectos puntuales, Izquierdo defiende el valor de los vínculos de largo plazo. Solo a través de relaciones estables, argumenta, es posible implementar procesos de automatización, metodologías ágiles o transformaciones digitales que requieren continuidad y confianza.
Ese enfoque comienza a dar señales en la práctica. Durante el último semestre, Havas ganó 10 de los 12 pitches en los que participó. Más allá del dato, Izquierdo lo lee como un reflejo de confianza en la propuesta de la agencia, atravesada agresivamente por tecnología, y como evidencia de que los anunciantes valoran la coherencia entre discurso y ejecución.
El talento constituye otro eje de análisis. En lugar de transformaciones abruptas,Havas Colombia ha optado por una evolución gradual. La apuesta ha estado en el reskilling de perfiles existentes y en la incorporación de nuevos especialistas. Cerca del 60% de las contrataciones recientes están vinculadas a data y tecnología, con el propósito de que en dos años ningún rol quede por fuera del uso intensivo de herramientas digitales.
Al preguntarle si tuviera frente a él dos candidatos, uno fuerte en creatividad y otro en tecnología a cual contrataría, Izquierdo no duda en decir "al de tecnología".
No obstante, matiza que el énfasis en la técnica no puede opacar la importancia del servicio al cliente. En su criterio, la empatía sigue siendo el punto de partida para construir confianza. “Cuando un anunciante enfrenta un problema de negocio no busca un tecnólogo que toque botones, sino un socio que comprenda su contexto y articule soluciones a partir de la tecnología”, afirma.
Su mirada crítica también se extiende a las deudas del sector. Una de las más relevantes es la falta de mujeres en posiciones de liderazgo. Izquierdo evita hablar en términos de cuotas, pero sostiene que la diversidad de perspectivas es indispensable para que las campañas representen con mayor fidelidad a la sociedad.
En cuanto a festivales y premios, introduce una discusión que toca fibras sensibles en la industria. Considera necesario pasar del storytelling al fact telling. El riesgo, advierte, es premiar narrativas efectistas que no guardan relación con los resultados de negocio. Esta postura abre un debate sobre los incentivos actuales y sobre la distancia entre la creatividad celebrada y el impacto real en el mercado.
La conversación sobre el futuro de las agencias no se limita a lo operativo. Izquierdo enfatiza que la sostenibilidad del modelo en América Latina depende de un principio de transparencia. Esto implica claridad en la asignación de recursos, en la forma de calcular costos y en la medición de resultados, para garantizar un equilibrio justo entre el esfuerzo de la agencia y el retorno que obtiene la marca.
El consumidor también entra en su mapa de prioridades. Para Izquierdo, la relevancia se ubica por encima de la estética. “El mensaje no debe partir de lo que la marca quiere decir, sino de lo que la audiencia necesita escuchar. Ahí está la diferencia entre comunicar y conectar”, explica. Una observación que conecta con el giro cultural hacia mensajes más contextualizados y menos autorreferenciales.
Esa visión se respalda en estudios como Meaningful Brands, desarrollados por el propio grupo Havas, que muestran que la pertinencia cultural y la capacidad de resolver necesidades concretas son tan importantes como la creatividad en la construcción de valor de marca. La publicidad deja de ser un ejercicio de estilo y se convierte en un proceso de pertinencia social.
La digitalización, lejos de ser un simple componente técnico, redefine la forma en que las agencias piensan el negocio. Izquierdo insiste en que la tecnología no es un fin, sino un medio para transformar la relación entre marcas y consumidores. En ese sentido, la inversión en data y herramientas debe estar acompañada de una reflexión estratégica sobre cómo usarlas para generar conexiones más significativas.
La noción de orgullo resume lo que proyecta hacia el futuro. Quiere que empleados y clientes se sientan orgullosos de su relación con Havas. Esa aspiración no se sostiene en eslogans, sino en la capacidad de convertirse en un actor relevante de transformación en medio de un entorno marcado por la incertidumbre y el cambio constante.
El balance de su primer año revela luces y sombras: logros en integración, avances en nuevos negocios, pero también la conciencia de que la industria enfrenta tensiones estructurales. La escasez de perfiles especializados, la presión por resultados inmediatos y la volatilidad económica son desafíos que, a juicio de Izquierdo, no pueden soslayarse.
Su discurso, sin embargo, no se queda en el diagnóstico. Propone caminos y plantea preguntas que interpelan a todo el ecosistema: "¿Cómo pueden las agencias convertirse en verdaderos socios estratégicos y no en simples proveedores de servicios? ¿Qué significa hoy generar valor en un mercado donde los consumidores cambian de lealtad con rapidez?"
Al cumplir un año en el cargo, Izquierdo no solo evalúa la gestión de Havas, sino que pone sobre la mesa una lectura crítica del presente y una invitación a repensar el futuro. La industria, sugiere, requiere menos complacencia y más reflexión sobre su rol en la transformación cultural, tecnológica y social de los próximos años.
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