lunes, diciembre 15, 2025

En esta industria obsesionada con la eficiencia, el verdadero lujo hoy no es la data ni la IA: es el criterio. Esto es paradójico. Nunca habíamos tenido tantas herramientas para “pensar mejor”, pero cada día tomamos más decisiones en piloto automático. ¿Cuántas ideas están aprobando tus equipos que funcionan en métricas… pero fallan en humanidad? ¿Cuántas veces das por hecho que la IA ya “pensó” por ti?

La discusión que domina AdWeek, HBR y los foros de CMO del Fortune 500 es la misma: la competencia ya no es por acceso a la tecnología, sino por capacidad de juicio. Las agencias y marcas que van a liderar no son las que corren más prompts, sino las que saben combinar velocidad con profundidad; data con intuición; IA con pensamiento crítico.

Porque sí: las máquinas aceleran, pero no cuestionan. Y cuando dejamos de cuestionar, perdemos lo más valioso del mercadeo: ¡entender a las personas!

Hoy, vemos dashboards brillantes que no cuentan nada, segmentaciones que optimizan sin propósito y campañas que ganan clics mientras pierden confianza. Pensar críticamente no es complicar las cosas: es ver lo invisible, identificar riesgos, anticipar sesgos y tomar decisiones que construyan valor, no solo volumen.

La buena noticia: el criterio se entrena. Hay tres prácticas esenciales para desarrollar pensamiento crítico en equipos creativos y de mercadeo:

1. Cuestionar supuestos
Antes del brief: ¿qué estamos asumiendo del consumidor que aún no hemos validado?
Antes de aprobar: ¿qué pasaría si el insight central fuera falso?
El pensamiento crítico empieza por incomodarnos.

2. Razonamiento lógico (pero aplicado a ideas)
Cada recomendación debería seguir un miniárbol de lógica:
​​hipótesis→ datos→ ​insight​→ idea→ ejecución→ métrica de éxito​
Si una pieza no puede explicarse así, no está lista.

3. Diversificar la mirada
Los equipos que más fallan son los que más se parecen entre sí.
Ritualiza la disidencia: nombra un “abogado del diablo” por presentación.
Invita otras generaciones, disciplinas y contextos.
La buena estrategia nace del contraste, no del consenso.

En Latinoamérica, donde convivimos con realidades complejas, hiperconectadas y emocionalmente intensas, el pensamiento crítico no es un lujo intelectual: es una herramienta de supervivencia creativa. En un ecosistema con desinformación creciente, tu pauta puede terminar financiando sitios poco confiables sin que nadie lo note.
En un mundo donde todo se automatiza, el pensamiento crítico es lo único que realmente nos diferencia. No es una habilidad técnica. Es un acto de responsabilidad. Y Probablemente, el único superpoder que mantendrá viva la creatividad en la era de la hiperconexión.

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Miguel Dallos
Leonardo
Camilo Herrera