Hace tiempo no me palpitaba tan rápido el corazón ni me sudaban tanto las manos como cuando vi mi nombre en el Marketing Conference Latam 2025. Iba a ser la host del evento, frente a más de 500 personas.
Miedo, ansiedad y esa voz interna que me decía: “¿por qué yo?”, “no soy tan buena”, “yo qué hago acá”.
Y justo ahí me repetí una verdad que hoy quiero compartir con ustedes:
Así tengas miedo, hazlo.
Porque el miedo no desaparece, se transforma. A veces en adrenalina, a veces en impulso, y otras en el recordatorio más honesto de que lo que estamos haciendo importa. Esa mezcla de nervios y emoción fue la confirmación de que estaba saliendo de mi zona de confort, y que justamente por eso, valía la pena.
En el mundo del marketing y la comunicación convivimos con ese vértigo constantemente. Nos enfrentamos a la incertidumbre de un nuevo lanzamiento, al riesgo de una gran idea o al miedo silencioso que produce presentar una estrategia distinta frente a un cliente que siempre ha hecho las cosas igual.
El miedo ha sido uno de los motores más subestimados de nuestra industria. Es ese punto de inflexión entre quedarse en lo seguro o abrir camino hacia algo nuevo. Y cuando lo reconocemos, en lugar de huir de él, nos volvemos más creativos, más estratégicos y más humanos.
Porque nuestro negocio no solo se trata de vender productos o posicionar marcas; se trata de conectar con personas. Y las personas estamos hechas de emociones, de dudas y de pequeños actos de valentía diaria.
Las grandes ideas nacen del salto al vacío, del “no sé si esto funcione, pero intentémoslo”, del “qué tal si cambiamos la forma en que lo hemos hecho siempre”.
He visto marcas paralizadas por el miedo a equivocarse, y equipos brillantes que no despegan porque esperan el momento perfecto. Pero ese momento nunca llega. El miedo no se va, se entrena. Y se entrena tomando decisiones que incomodan, proponiendo lo que nadie se atreve o levantando la mano cuando algo dentro de nosotros dice que puede hacerse mejor.
Subirme a ese escenario me recordó que cuando hacemos las cosas con pasión y convicción, nos va bien. Que el público, al igual que los clientes o los consumidores, perciben cuando algo se hace desde la autenticidad. Cada sonrisa en esas dos jornadas del MCLATAM fue ese empujón que me confirmó que estaba en el lugar correcto, haciendo lo que amo, incluso con miedo.
Y quizás eso es lo que más necesitamos hoy en nuestra industria: profesionales y líderes que se atrevan. Que entiendan que la innovación no nace solo del conocimiento técnico o de la estrategia perfecta, sino de la capacidad de tomar decisiones valientes. De decir “hagámoslo” incluso cuando el resultado no está asegurado.
Necesitamos más líderes que inspiren desde la acción, no desde el discurso. Que impulsen a sus equipos a experimentar, a probar, a equivocarse y aprender. Porque de cada error surge una idea mejor, y de cada miedo enfrentado, un profesional más fuerte.
Así que este es mi mensaje para quienes hoy dudan:
Hazlo. Con miedo, con nervios, con incertidumbre… pero hazlo.
Porque el miedo solo se vuelve confianza cuando se enfrenta.
Y en una industria que vive de mover emociones, nada conecta más que hacerlo desde las nuestras.
Después de todo, los grandes cambios que transforman marcas, equipos y carreras no empiezan con la ausencia de miedo, sino con la decisión de actuar a pesar de él.
También le puede interesar: Stake Colombia, patrocinador principal de Stream Fighters 4, revela los duelos más intensos de la velada