miércoles, octubre 09, 2024
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La industria de la tecnología comprende que el uso y la monetización de las redes sociales puede ser un círculo virtuoso que genera valor agregado, posicionamiento, reconocimiento de marca y alcance con impacto.

Mr. Beast es ejemplo de esto, al convertirse en el youtuber más importante del mundo, superando los 100 millones de usuarios en sus cinco canales y los 66.000 millones de visitas en sus contenidos.

En una reciente entrevista con la revista Time, Mr. Beast dijo que, dependiendo del tipo de video, puede generar entre 3 y 5 millones de dólares. Ha calificado su contenido como un escenario de convergencia en el que las marcas, desde casas automotrices hasta tecnológicas de escala global, han entendido que este nuevo modo de comunicación materializa el deseo de la viralidad con la consecución de objetivos.

Entender el impacto y el alcance de estas plataformas sociales es comprender que un contenido que paga 100.000 dólares a una persona por sobrevivir durante un mes en un centro comercial puede generar los ingresos para mover a las marcas a financiar la construcción de 100 pozos de agua potable en África. Ese es el objetivo que debería plantearse la industria tecnológica: encontrar la conexión entre las redes sociales y las comunidades que se fidelizan.

En Colombia, Mr. Beast planteó la posibilidad de crear una planta de generación de energía sostenible al tiempo que, sin mencionar marca alguna, adecuó la infraestructura para que la isla Renacer, un pequeño corregimiento rodeado de la ciénaga de Chucurí en Santander, tuviera acceso a internet gratuito. Ahí está la oportunidad para que la industria tecnológica genere comunidad de la mano de influenciadores y redes sociales.

Un reciente informe conjunto entre la Universidad de Córdoba de España y la Universidad de Nariño, en cabeza del profesor Mauricio Herrera López, dio cuenta de que, de los 52 millones de habitantes en Colombia, 38 millones son usuarios activos de redes sociales. Facebook, con 33,5 millones de conexiones, y YouTube, con 30,7 millones, son las más importantes.

La cercanía como foco de la estrategia

Hay otra gran oportunidad que tienen las empresas de sacarle provecho a la cercanía y la comunidad que surge entre redes sociales y una marca o personaje: la personalización del mensaje. Las redes sociales abren la puerta a enviar un mensaje estructurado y personalizado. Ejemplo de esto es lo que pasa en escenarios como Instagram o TikTok. Entender qué es lo que busca y qué consume un usuario ayuda a la segmentación, que es tan necesaria en la comunicación asertiva y precisa.

No en vano es que la publicidad que se destina a las redes sociales lleva dos años consecutivos creciendo a ritmos del 36%, aterrizando en los 181.000 millones de dólares según un reciente informe de Statista. OBS Business School hizo foco en el mercado de la publicidad en redes sociales en América Latina y encontró que Meta (Facebook, Instagram y WhatsApp) domina el mercado con un 45% de la torta.

Los influenciadores se llevan cerca de 27.500 millones de dólares en sus contenidos. ¿En qué se traduce esa inversión? En que las redes sociales generan el 42% del tráfico hacia el comercio electrónico. Por esto, son más las empresas las que entienden que el ofrecimiento de un servicio no pasa por una pieza de publicidad que se mueve por los medios de comunicación tradicionales. El conocimiento del usuario hace que lo que se ofrece pueda llegar con un lenguaje cercano, atendiendo la necesidad del potencial consumidor.

Los datos que describen las preferencias de los usuarios, en este punto, se convierten en el activo más valioso para cualquier industria. No obstante, la industria tecnológica tiene el factor extra de, por su naturaleza, ser acompañante y experta de los usos y lenguajes de estos nativos digitales. Converger esas variables de cercanía, oportunidad de consumo y mensaje de impacto ayudan a materializar el otro gran reto de captación: que el producto que le llegue al usuario sea el que se acomoda también a sus valores y su modo de vida. Un estudio de IBM encontró que el 44% de los consumidores elige las marcas en función de cómo estas se alinean con sus valores.

El reto de la inmediatez y el consumo vertiginoso

Finalmente, queda entender y procesar la necesidad de entregar mensajes inmediatos y de alto impacto, que es lo que buscan los nuevos consumidores. De allí que redes como TikTok empujen al sector tech a que se acople a esos lenguajes y den vida a la oportunidad asertiva de comunicación. El reto es comprender cómo un producto o servicio puede captar el interés en apenas cinco segundos, que es el promedio de duración de una pauta en YouTube.

El ecosistema de medios, influenciadores, contenidos y herramientas que ofrecen las redes sociales lleva también a que el sector apunte a plataformas como Twitch o Kick, espacios con mucha potencia para fidelizar comunidades, usuarios que llegan a estos espacios por ver allí a influenciadores expertos en recomendar los mejores computadores o los servicios de internet más confiables para transmitir partidas de juego en vivo y por horas.

En conclusión, el reto del sector tecnológico es centrar esfuerzos para comprender que el cambio que trajeron las redes sociales en la comunicación pasa por entender que se puede llegar con un mensaje al borde de la personalización, que entiende al usuario gracias a la data. Una marca, de cualquiera de las industrias del segmento, es capaz de generar una comunidad aprovechando que la industria es también nativa digital, como los consumidores que nacieron desde los 2000.

Anclar ese objetivo al uso de canales con bots, que vendan mediante un mensaje en WhatsApp, ofrezcan un catálogo y un botón de pago, sin salir de la aplicación, debería guiar buena parte de la estrategia del aprovechamiento de esta nueva manera de entender el sentir de los consumidores.

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