viernes, septiembre 26, 2025

Hoy en día, hablar de “la oficina” genera pasiones. Es un tema que divide, que levanta opiniones y que en ocasiones se debate con más emoción que objetividad.

Por un lado, están quienes defienden el regreso a la oficina: te lo venden con imágenes pulidas de espacios colaborativos, nuevas cafeteras relucientes, salas de juegos, rincones para meditar y esa promesa de “trabajar mejor juntos”.

Por otro, los fanáticos del trabajo remoto apelan a las cifras: las horas que se ahorran en tráfico, la productividad medida en indicadores, y los momentos en casa compartidos con hijos o mascotas. También apelan al bienestar, a la calidad de vida.

Este debate, sin embargo, se da desde un mismo lugar: frente a una pantalla. Ya sea en una silla ergonómica o desde una hamaca en la playa. Desde la comodidad de lo digital.

Y ambos tienen razón, son completamente válidos los puntos. Pero no todo trabajo se hace con una pantalla por delante.

Volvamos a la raíz: el verdadero lugar de trabajo

La verdadera conversación debería centrarse en el lugar de trabajo, no en la oficina. Porque no son sinónimos. No todas las personas trabajan desde un escritorio conectado a internet. Muchas lo hacen en fábricas, centros de distribución, tiendas o en la calle. Y a menudo, sus realidades están invisibilizadas en los discursos corporativos.

Para los profesionales de la comunicación organizacional, esto representa un desafío urgente: ¿cómo conectar con las personas que no están conectadas?

Los métodos tradicionales —emails, chats, videos o apps— simplemente no funcionan igual para todos. La cultura organizacional no puede depender exclusivamente de los canales digitales.

Entonces, ¿cómo conectar con estas audiencias?

Aquí algunas recomendaciones clave para crear vínculos con equipos no digitales:

  • Comunicación cara a cara: Fortalece el rol de los líderes de equipo como canales activos de comunicación. Ellos son el enlace entre la estrategia y el terreno.
  • Tableros informativos físicos: Ubica carteleras visuales en lugares de alto tráfico (comedores, entradas, zonas comunes). Que el mensaje te encuentre, no que tú lo busques.
  • Espacios de escucha activa: Genera breves espacios presenciales o itinerantes para escuchar sus ideas, retos y logros. Si no pueden ir a la reunión, lleva la reunión a ellos.
  • Contenido útil y aplicable: Prioriza mensajes claros, concretos y relevantes. ¿En qué les cambia o impacta lo que les estás contando?
  • Lenguaje cercano: Usa un lenguaje directo y coloquial. La formalidad excesiva desconecta.
    Un solo propósito, muchos caminos

Podemos trabajar en lugares distintos, con herramientas distintas y bajo dinámicas diversas. Pero todos construimos sobre el mismo propósito. La verdadera inclusión organizacional empieza por reconocer que todos trabajamos, incluso si no todos lo hacemos desde una oficina.

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Miguel Dallos
Leonardo
Camilo Herrera