jueves, diciembre 12, 2024
Santiago Nieto

Una comunicación con acción, genera conexión. Darle vida a la comunicación va más allá de acompañar los mensajes con colores e imágenes que impacten. Cuando usamos testimonios y nos apalancamos de personas que influyen dentro de la organización estamos creando una comunicación que mueve e inspira: «comunicacción».

En la actualidad, la comunicación interna se trata menos de interrumpir y llevar las últimas noticias y más de vincular a las personas con el propósito; entregándoles información para hacer un trabajo más efectivo y generar un sentido de pertenencia.

De audiencias a protagonistas

Los profesionales de la comunicación debemos centrarnos en ser facilitadores y de este modo, ser quienes conectan los puntos. Cada persona en la organización necesita comprender su propósito. Todos queremos sentir que somos parte de algo más grande; deseamos ser protagonistas de historias impactantes que, si son bien contadas, tienen la capacidad de conectarnos a todo nivel porque juntos somos responsables de lograr los objetivos trazados en la compañía a la que pertenecemos.

La comunicación interna está llamada a trascender ese simple intercambio de mensajes y evolucionar a un lugar donde se construyan y compartan historias conjuntas, donde los colaboradores pasen de ser simples testigos a ser creadores de su propio relato dentro de la organización; es pasar de hablar de públicos internos a tratar a todos los colaboradores como protagonistas.

Aprendemos a través del ejemplo

Varias veces he resaltado que las personas le creen a las personas, y no solo se debe a las palabras o los testimonios que podemos compartir en los medios internos, me refiero a que esta confianza se potencia aún más por las acciones que demuestran en el día a día.

Es coherencia en su máximo estado, “Yo te creo lo que dices, si es lo mismo que piensas y haces en tu día a día”.

Y en esta labor no estamos solos. En las organizaciones hay personas que nos pueden ayudar a darle vida a esos mensajes. Muchas veces llamados embajadores o influenciadores, en definitiva, son protagonistas de las historias que nos ayudan a generar una comunicación que mueva a la acción, dándole vida a nuestro propósito e inspirando a otros a que hagan lo mismo.

La emoción capta la atención

Aprendemos mejor si estimulamos varios sentidos al tiempo y recordamos aún más a través de imágenes en vez de únicamente palabras. Después de todo, la visión prima por encima de los demás sentidos. Cuando veo a alguien darle vida a un mensaje, lo legitima, le da más autoridad y por consiguiente, le creo.

La invitación es a que las comunicaciones tengan vida, que al momento de construir un mensaje dentro de la organización tengamos en cuenta que este no puede quedarse en un papel, en una pantalla, debe trascender y encender nuestras emociones.

La recompensa de tener una comunicación con acción es que nos ayudará a combatir a la apatía, ese enemigo organizacional silencioso que acaba con la cultura de la empresa de adentro hacia afuera, y que se evidencia en comportamientos como desinterés, desconexión y falta de motivación.

No hay una fórmula mágica para una comunicación efectiva dentro de las organizaciones. Sin embargo, esta receta contiene elementos muy poderosos que podríamos intentar la próxima vez que estemos generando mensajes dentro de la organización: comunicación + acción + emoción = conexión.

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