En tiempos en los que la confianza es el activo más valioso para las marcas, y donde cada decisión comunicativa puede impactar la percepción pública en segundos, una verdad se hace más evidente que nunca: el mercadeo no puede quedarse al margen de la ética, la transparencia y la responsabilidad. Y no porque la ley lo exija, sino porque los consumidores —y la sociedad en su conjunto— lo demandan.
Desde la Asociación Nacional de Anunciantes de Colombia, creemos que la mejor forma de responder a esa exigencia es la autorregulación. Pero no entendida como una lista de normas para cumplir, sino como un propósito compartido. Una práctica que sólo cobra sentido cuando es adoptada voluntariamente por quienes hacen parte de la industria y deciden elevar sus propios estándares.
Recientemente celebramos nuestra Asamblea General de Afiliados. Más allá de presentar un balance de gestión, el encuentro confirmó algo esencial: la autorregulación avanza cuando se convierte en una convicción colectiva. Lo que logramos en 2024 —desde la certificación de 10 empresas en nuestra Huella de Comunicación Responsable hasta el desarrollo de la Guía de Buenas Prácticas para el uso de la Inteligencia Artificial en la Comunicación Comercial— no fue fruto de una imposición, fue el resultado de una comunidad empresarial que decidió actuar unida y con propósito.
Hablamos de marcas que entienden que comunicar con responsabilidad no es solo una buena práctica, sino una ventaja competitiva. De anunciantes que saben que la ética en el uso de tecnologías como la inteligencia artificial no puede esperar a que lleguen las regulaciones formales. Porque cuando los desafíos son nuevos, también deben serlo las respuestas.
La ANDA ha elegido liderar este camino. Pero lo más importante es que no lo recorremos solos. Lo hacemos con empresas afiliadas que han entendido que solo en colectivo podemos construir una industria moderna, confiable y sostenible.
La autorregulación no es una moda. Es una manera de entender el mundo. Una práctica que fortalece la relación con los consumidores, eleva la reputación de las marcas y contribuye a una sociedad mejor informada y protegida.
El compromiso compartido define quiénes somos y guía la construcción de un ecosistema de comunicación más íntegro y confiable para el futuro.
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