viernes, septiembre 26, 2025

El trap colombiano ya no solo llena playlists, también empieza a poner a prueba los límites entre cultura, marcas y derecho.

El Trap se ha convertido en un fenómeno cultural en Colombia, que ha pasado de ser música de nicho a estar en los primeros lugares de las listas de reproducción. Kris R, Pirlo, Tury, Blessd, entre otros han logrado que estos sonidos se vuelvan cada vez más comerciales.

Es habitual que en este género los artistas se insulten (tiren), alardeen de su riqueza y fama o cuenten vivencias asociadas a la criminalidad. Hasta aquí ustedes se preguntarán qué hace un abogado describiendo el trap. Por curioso que parezca, recientemente me he encontrado con dos canciones en las que un artista de este género (Kris R) ataca a algunas marcas paisas de streetwear, Clemont y Monastery.

La mención de marcas en canciones es habitual, y por regla general no constituye una infracción a los derechos de propiedad intelectual del dueño de esta. El fundamento para que esto sea así es que en las canciones las marcas no se usan con el propósito de identificar productos en el mercado, sino que su uso es meramente referencial amparado en la libertad de expresión. Esta interpretación es lo que permitió a Shakira usar menciones a Rolex, Casio, Twingo y Ferrari en su Bzrp session, a los Hombres G contarnos la historia que ocurre en un Ford Fiesta blanco o a Lil Pump titular una canción Gucci Gang.

Ahora bien, normalmente los artistas no suelen atacar a las marcas de manera frontal, sino que las usan como referentes culturales para mantener las letras actuales. El caso de las canciones de Kris R es interesante, pues en la canción “La Kbra” se puede escuchar lo siguiente “Desde que uso Undergold quien p*tas usa Monastery”. Hasta ahí, el uso de las marcas se encuadra en la preferencia del artista por una marca sobre otra, si bien la frase es antipática estaría en el marco de la libertad de expresión. El tema es más complicado cuando en el preview de su nueva canción encontramos la siguiente barra “las valijas usan Nike , los cac*rr*s usan Clemont y yo uso Fendi, Dior”; en esta frase el cantante caracteriza, de manera despectiva, el público de la marca Clemont con una orientación sexual y a Nike con las valijas (ñeros/maleantes). La reacción de la marca paisa no tardó: su dueño acusó públicamente a Undergold de haber pagado al artista para atacar la marca, inició una discusión hostil en redes y difundió fotos del rapero usando prendas de Clemont.

A primera vista podría pensarse que Clemont no puede oponerse al uso de su marca. No obstante, la Jurisprudencia del Tribunal Andino de Justicia (Proceso 237-IP-2021) ha establecido que el uso de marcas notorias, aun de manera no comercial, puede generar infracción marcaria si ese uso es: (i) público; (ii) causa un daño a la distintividad de la marca (no a la imagen); (iii) el daño es real y demostrable; y, (iv) esta afectación es injusta. En un eventual escenario litigioso, lo anterior sería útil para fundamentar la reclamación, pero requeriría un esfuerzo probatorio importante articular una demanda razonable.

El rol del abogado en estos caso es aconsejar, pensar con cabeza fría y trazar un plan que no solo puede considerar la arista legal; por ejemplo, en esta situación, probablemente una acción judicial sería perjudicial. La pregunta que inmediatamente surge es ¿por qué va a ser malo defender mi marca?, identifico al menos dos puntos que me inclinan a considerar que no vale la pena litigar este caso: (i) ¿Qué tiene de malo que una persona con determinada orientación sexual use la marca?, esto podría justamente girar la conversación en contra de la marca, y además, ¿Cuál es el daño?; y, (ii) se atrae más atención negativa y no se alinea la identidad de marca con el actuar en el mercado.

Seguramente, existan maneras más creativas de darle la vuelta a la situación en un ejercicio de real time marketing (códigos de descuento, frases creativas, vincular al artista a la conversación, etc). Las respuestas no siempre deben ser legales, muchas veces la mejor forma de gestionar una crisis de este tipo es a través de acciones de marketing. Ahora bien, la decisión de ir por un camino u otro no puede ser impulsiva, debe ser el resultado de una estrategia multidisciplinaria que analice cuál es el mejor camino a seguir.

También te puede interesar: “Help!”: un himno clásico convertido en campaña por la salud mental juvenil

TAGS
Miguel Dallos
Leonardo
Camilo Herrera