jueves, abril 25, 2024
Linda Patiño

¿Qué pensaría si le dijeran que los productos y servicios tecnológicos que usted usa están sin terminar? Lo más seguro es que empezaría a preguntarse cuáles serán las nuevas funcionalidades de las versiones mejoradas e incluso, hablaría de sus necesidades y hasta se atrevería a proponer cambios.

Esta dinámica es el resultado de lo que se conoce en el mundo tecnológico como beta permanente, un principio que nació con internet y que personalmente considero la llave para liberarnos de fórmulas y fluir con la transformación digital que nos rodea en la gran mayoría de los sectores. Más que entrenarnos para adaptarnos al cambio es convivir, aportar y transformar con él.

Internet en sí nunca surgió como un producto acabado. La web de los años 90, 2000, y hasta 2010 fue muy diferente a la de ahora. Por ejemplo, cuando surgió Google Maps, las primeras versiones conservaban un botón para imprimir el mapa. Hoy, una función como Street View permite explorar un lugar con imágenes panorámicas de 360 ​​grados y movernos en un espacio desde la pantalla del teléfono.

La beta permanente puede ser un sinónimo de la innovación constante. En lugar de quedarnos estancados en algo que creíamos terminado y perfecto, es actuar pensando en que siempre hay espacio para mejorar y alimentarse de otras personas y sus experiencias. En esta materia, lanzar un producto o servicio es apenas un paso adicional en esta cadena sin fin que quizás no alcanzamos a imaginarnos.

Podemos ver esta realidad en el mundo de los videojuegos. Mientras que en la década de los 80 se podía esperar dos años para tener la próxima entrega de Mario Bross, con una cantidad de niveles predeterminada, hoy día, juegos como Fortnite entregan temporadas, que se actualizan con los gustos y el contexto de lo que ocurre en el día a día, sin que nadie esté seguro sobre el final de la saga.

Un segundo elemento de la beta permanente es saber que la innovación y las mejores ideas pueden venir de cualquier parte. El producto final solía poner un principio y un fin según el encargado del proceso. Ahora, las rutas de las decisiones creativas no son unidireccionales sino que son las personas, los usuarios, los clientes, los estudiantes y las audiencias son quienes moldean la innovación con sus preferencias, hábitos y opiniones.

¿Qué significa esto para las personas de marketing o de comunicación en las empresas? agilismo. Implica que mantenerse en la ola de la transformación digital es dejar de trabajar para publicar una discografía completa a ir lanzando hits en vivo y componer la música pensando en los oídos que la escuchan y esperan melodías cada vez más creativas.

La idea de considerar nuestros pensamientos y a nosotros mismos como un trabajo en progreso es una forma de actuar maravillosamente liberadora. La flexibilidad inherente que da una mentalidad en beta permanente nos permite crecer y seguir creciendo sin pretender ser perfectos o ser la versión final de nosotros mismos.

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