viernes, marzo 29, 2024
Santiago Nieto

Uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos en el rol de comunicaciones internas es adaptarnos a un entorno cambiante, donde competimos por la atención de nuestros empleados contra medios cuyo propósito es entretener, tanto como informar.

El éxito de la comunicación va a depender de la forma en que adecuemos los mensajes al entorno. Y este ajuste pasa más por la calidad que la cantidad. Hacer más con menos es algo que nuestras audiencias agradecerán, menos información, pero más impactante.

Saturar de mensajes a las personas producirá el efecto contrario, ya que se necesita tiempo y descanso para digerir la información.

Es momento de renunciar a la estabilidad, de dejar a un lado las fórmulas que quizás en el pasado funcionaban y adaptarnos a las nuevas tendencias. Informar exclusivamente a través de correos con textos largos y cerrando la oportunidad de crear interacción es un camino seguro hacia el fracaso.

En la actualidad los comunicadores internos nos encontramos frente al reto de generar contenido que cautive, con imágenes, infografías y videos para mantener los niveles de atención en su punto máximo.

El ser humano es increíble recordando imágenes, estamos destinados a aprender e informarnos mejor con elementos visuales que con palabras escritas o habladas.

Todo entra por los ojos y las imágenes superan al texto, porque la lectura es una tarea muy ineficiente, requiere un tiempo que muchas veces nuestros colaboradores dicen que no tienen.

Según el libro de John Medina, BrainRules, una información, tres días después, solo es recordada en un 10%. Agregue una imagen y la retención se dispara al 65%.

Y si a esto le sumamos el video, el resultado es asombroso, el 95% de las personas retienen un mensaje al verlo en un video, en comparación con el 10% que lo lee en un texto.

Sin embargo, no todo pasa por el formato, el contenido es vital. La gente no presta atención a cosas aburridas. Nuestras audiencias internas están tan ocupadas en sus temas que no hay mucho tiempo para revisar los mismos mensajes de siempre.

Una comunicación más inmediata y personal, en la que se cuenten historias de una manera que impacte a la gente es una de las alternativas que nos pueden ayudar a captar aún más la atención. Esto se debe a que esa conexión emocional permanece más tiempo en la mente, es de mayor recordación y tiene su fundamento científico en la liberación de dopamina, que potencia la memoria y facilita procesar la información.

Establecer alianzas y cooperar en el rol de la comunicación ayudará a que nuestra labor siga sobreviviendo. Esta es una tarea que no puede depender enteramente del comunicador interno de la compañía, porque todos desde nuestro rol somos comunicadores en la organización.

Por lo tanto, comunicar requiere de una constante evolución, ya que hoy podemos hacer estos ajustes, pero una alteración en las circunstancias fácilmente podrá modificar las reglas de juego.

Ya lo vivimos con la crisis de la COVID-19, que impactó positivamente en la confianza de los líderes y en la confianza en comunicaciones. Esto se debió a que conectamos a la gente con temas fundamentales durante este tiempo como el trabajo desde casa, la salud mental y el manejo de la incertidumbre.

Sólo los más aptos serán los llamados a sobrevivir y son los retos los que harán de la comunicación interna un rol cada vez más importante en las organizaciones.

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