Es curioso que una revista le pase revista a lo que pasa en mercadeo y la publicidad durante 45 años, como testigo de excepción de lo ocurrido en el sector y escribano silencioso que dejó por escrito lo observado, analizado, opinado, medido y estudiado.
Algunos historiadores dicen que la prehistoria se acabó con la escritura, que permitió que la historia fuera escrita por testigos y no por observadores en el futuro, sin contexto de los hechos. Por esto, el hecho de que un medio de comunicación especializado logre 45 años de labor, no solo es titánico, sino que lo convierte en custodio de la memoria del mercadeo y la publicidad del país, de la región y del mundo.
En estas páginas, hemos visto llegar nuevos medios de comunicación, formas de entretenimiento, productos, medios de pago, marcas del mundo entero; nacer nuevas marcas locales, morir muchas de ellas; cómo cambiaron el consumidor y el comprador muchas veces para adaptarse a la increíble ironía: salen productos nuevos para satisfacer mejor las necesidades de los consumidores, quienes deben adaptarse a esas mejoras.
Vimos cómo las agencias pasaron de ser creadores de publicidad, a centrales de medios, planners estratégicos, generadores de contenidos y community managers; donde antes todo era en español y hoy casi todo es en inglés; pasando de lo análogo a lo digital, de lo real a lo artificial, incluso la inteligencia.
La revista sigue impresa y en un formato atípico, que ya es común para sus lectores, pero extraño para otros. Su forma distintiva nos recuerda continuamente de dónde viene y su versión digital, hacia dónde va, cobrando vida más allá de sus páginas con eventos, estudios, encuentros y premios que definen y redefinen al sector, reuniendo a la comunidad a debatir y celebrar, transformándose de observador a actor en el escenario.
Confieso que cuando comencé como investigador del consumidor, pasaba horas en la Hemeroteca Nacional leyendo los ejemplares de la revista, donde leía la historia del mercadeo colombiano, su publicidad, retos y logros, desde la mirada de un puma hasta ser una de las múltiples plumas que hoy la integran. Aquí, aprendí mercadeo: no fue en la universidad ni en libros en inglés. En cada página que hicieron los periodistas y colaboradores de esta revista formé muchas de mis bases profesionales.
Por eso, agradezco pública y eufóricamente a cada persona que hace que cada hoja de papel se transforme en un conocimiento eterno, dejando caer sobre ellas tintas de colores con ideas, conceptos y visiones, que nos cuentan qué pasó, qué pasa y qué puede pasar, en la profesión que transforma ideas desconocidas en historias de satisfacción imborrables.
Artículo publicado en la edición #493 de los meses de agosto y septiembre de 2024.
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