Entender las posibilidades y desafíos de esta nueva tecnología es clave para cualquier profesional.
La inteligencia artificial (IA) está cambiando la forma en que los profesionales del mercadeo, la publicidad y las comunicaciones –y todos los profesionales– entienden el mundo y desempeñan sus labores.
La IA les ofrece a la publicidad y al mercadeo la posibilidad de automatizar sus tareas, como preparar y enviar correos; crear bases para contenidos, potenciar el ROI de las campañas y personalizar experiencias para los consumidores.
Para reconocer que la IA llegó para quedarse, basta con analizar su crecimiento. En 2021, Statista valoraba el mercado de las tecnologías de IA en 87 000 millones de dólares. Esta cifra ascendió a 119 800 millones en 2022 y a 165 000 millones en 2023. Según la misma plataforma, se espera que la IA alcance los 1 591 000 millones en 2030.
Ya que el mercadeo se basa en entender las necesidades de los consumidores para combinarlas con servicios y productos y persuadirlos para comprar, usar las herramientas de la IA resulta natural, dado su potencial para optimizar las estrategias de mercadeo y proyectos de mercadeo y publicidad.
La realidad, además, es que los directivos de publicidad y mercadeo llevan más de cinco años adentrándose en la IA y sus beneficios. En 2018, McKinsey analizó más de 400 casos y señalaba que el mercadeo era el área que más podría beneficiarse de la IA. En 2019, una encuesta de la American Marketing Association (AMA) mostró que la implementación de la IA había aumentado en 27 %. Finalmente, en 2020, Deloitte hizo una encuesta global a adoptantes tempranos de la IA que dejó claro que tres de los cinco principales objetivos de la IA estaban orientados hacia el mercadeo. Estos eran: mejorar los productos y servicios existentes, crear nuevos productos y servicios, y mejorar las relaciones con los clientes.
Hoy, todos estos temas siguen siendo los pilares del mercadeo y la publicidad. Por otro lado, la IA ha avanzado a pasos agigantados y ha demostrado que –aunque haya quienes le temen y ponen en duda su utilidad– es una herramienta más del trabajo de los profesionales del siglo XXI.