viernes, octubre 04, 2024
Sandra Patricia

A partir de prácticas sostenibles, una marca puede adquirir una identidad sólida y de recordación en el mercado.

Empecemos por preguntarnos ¿Qué es una marca? es un signo distintivo que fue creado para distinguir productos o servicios. Estos signos pueden ser, nominativos, mixtos, figurativos, de color, entre otros. En Colombia obtienen su protección ante la Superintendencia de Industria y Comercio.

Cuando con estos productos o servicios además de distinguir una marca, durante su proceso de fabricación ya sea del sector textil, tecnológico o de consumo contribuyen a usar técnicas que minimizan el impacto negativo al medio ambiente, siendo más empáticos con la naturaleza, los animales y las personas, se convertirán en lo que hoy en día se denominan como Marcas Sostenibles.

Al unir estos dos conceptos, Marca de servicios o productos vs Marca Sostenible, obtendremos un signo sólido con vocación de ser recordado, no solo por las bondades del producto o servicio que distinguen, sino por pertenecer a empresas con compromiso social.

Las prácticas de sostenibilidad van entre otras, desde el reciclaje, transformación, reutilización, donaciones o diferentes labores de reforestación, protegiendo los recursos naturales, así como implementando otras estrategias que impacten en positivo en el medio ambiente.

No obstante, dicha función debe ser realizada de manera efectiva, real y transparente. Sin incurrir en un “Greenwashing” o lavado verde, que es cuando las empresas indican en sus etiquetas “de color verde” que aplican prácticas sostenibles o que sus productos son elaborados con materiales amigables con el medio ambiente, cuando la realidad es que no lo son. Por lo tanto, las empresas que estén interesadas en incluir en su publicidad sellos o logos verdes, deberán acudir ante la entidad respectiva, según el caso, para que las certifique como empresas que cumplen prácticas sostenibles, en pro del medio ambiente.

A manera de ejemplo me refiero a la industria de la moda, es de los sectores que, en razón a la increíble inventiva de sus diseñadores, generan una moda “fast fashion”. Pueden lograr en muy poco tiempo inundar un mercado con prendas que abarcan todos los gustos y necesidades del consumidor. Sin embargo, su cadena de producción representa uno de los consumos más altos de agua, energía y emisiones de gas. Debido a ello, estas industrias están en la valiosa obligación de generar buenas prácticas, introduciendo, en su línea de elaboración, tecnología sostenible, recursos para siembra de árboles, uso de materiales orgánicos y obras sociales, entre otros, con el fin de intentar disminuir el impacto negativo que ocasiona su producción en grandes masas.

Es de resaltar que, en nuestro país, contamos con empresas de gran trayectoria que incluyen prácticas sostenibles en su cadena de producción. Resalto algunas de ellas: Lafayette, incluye una tecnología de poliéster reciclado a base de botellas pet; Ter-ra Swin, con sus vestidos de baños hecho a base nylon reciclado; Vélez, lanzó “Leather for Good” para el tratamiento responsable de sus cueros “con acciones enfocadas en reciclar, restaurar y reusar los materiales involucrados en los procesos de transformación del cuero”

En sectores más específicos, la firma calificadora S&P Global, líder en evaluaciones ambientales y de riesgo, calificó como empresas corporativas sostenibles a inicios de este 2024, a “Transportadora de Gas Internacional SA ESP, Cementos Argos, Grupo Nutresa, Bancolombia, Grupo de Inversiones Suramericana S.A, Organización Terpel S.A., Odinsa SA” entre otros.

Estos reconocimientos son prueba que somos un país que cuenta con empresas lideres en prácticas sostenibles y que no somos ajenos a una realidad ambiental. Sin embargo, es un deber y concientización para todas aquellos emprendedores, micro y medianas empresas, que en la cadena de elaboración de sus productos generen un ambiente sostenible en pro de esta y futuras generaciones.

Dicha labor de sostenibilidad puede ir de la mano, y se potencializa, con la Propiedad Intelectual, ya que, si bien el éxito de una marca o una patente es obtener su protección a través de un registro, su visibilidad y reconocimiento en el mercado aumentaría cuando la empresa que representa adopta medidas que involucran la protección del medio ambiente, distinguiendo productos o servicios sostenibles.

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