viernes, mayo 09, 2025

Cada vez hablamos más de sostenibilidad. Que los ODS, que el planeta, que la responsabilidad con el medio ambiente… mejor dicho, todos bonitos y gorditos. Pero si algo he aprendido en este camino es que la sostenibilidad no es un área más, no es una campaña de mercadeo ni una moda del momento.

Es un compromiso real con el mundo que les estamos dejando a nuestros hijos, y a los hijos de nuestros hijos. Por eso, quiero aprovechar estas líneas para dejar tres reflexiones importantes, que nos ayudan a mejorar nuestra relación con la sostenibilidad como empresas y como personas, cuéntame en redes qué opinas y qué otras se te ocurren. Entre más hablemos y discutamos del tema, mejores serás nuestras soluciones.

🌱 1. El cuidado del medio ambiente comienza en casa

Corea del Sur tiene uno de los sistemas más estrictos y avanzados del mundo: recicla el 60 % de sus residuos domésticos. ¿Y nosotros? En Colombia, según el Ministerio de Ambiente, apenas llegamos al 11 %. En serio, ¡once! Y eso que ya nos tocó llevar bolsita en la cartera, porque las del supermercado desaparecieron.
Creo firmemente que las buenas intenciones no alcanzan. Si no hay educación real, incentivos y hasta toques al bolsillo, el cambio no llega. Necesitamos salir de las campañas tibias sobre reciclar y empezar a hacer evangelización profunda. Siendo sincera: yo aún dudo qué va en cada bolsa. Y si yo tengo dudas –que tengo educación de reciclaje–, imagina cuántas tendrán los que no lo hacen en la oficina o en la universidad.

🧪 2. Apoyar ciencia no es caridad, es inversión

Trabajando con científicos de la Nacho, noté algo triste: cuando se acercan al mundo corporativo, sienten que están pidiendo caridad. Se les manda a las áreas de sostenibilidad, como si fueran parte de la cuota social.
Pero esto no se trata de escoger entre un laboratorio y una escuela rural. Se trata de entender que apoyar ciencia, innovación o tecnología en clave sostenible es generar riqueza. Los proyectos que transforman necesitan dinero, tiempo, confianza y paciencia. Pero claro, eso no cabe en los informes de resultados trimestrales. Nos falta visión a largo plazo y seriedad para sostener las ideas que de verdad cambian vidas.

🌍 3. En los territorios no necesitan salvadores, necesitan aliados

Tuve la fortuna de trabajar con comunidades de Barú y Quibdó. Aprendí que sostenibilidad no es dar plata ni enseñar a pescar. Es trabajar codo a codo, sin la arrogancia de pensar que desde el centro del país tenemos todas las respuestas.

En esos procesos, uno aprende a soltar el ego y a escuchar. A entender que ellos ya saben qué necesitan, que solo quieren aliados que les ayuden a construir lo que sueñan. Cocrear el futuro de Barú a 2030 fue una de las cosas más lindas de mi carrera. Me recordó que no todo es presupuesto ni conocimiento: a veces, solo hace falta empatía, humildad y compromiso real. ¿Y tú qué estás haciendo por dar más que caridad y ofrecer apoyo real?
Del dicho al hecho sostenible hay mucho trecho, sí. Pero si lo caminamos juntos, con todas las voces –incluso las que no gritan o no tienen presupuesto–, podemos transformar el mundo en serio. Porque colaborar no es solo una palabra bonita: es el superpoder que más nos hace falta como humanidad en la era de la inteligencia artificial.

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Fabian ruiz
Stefanie Klinge
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