viernes, abril 26, 2024
Andrea Lievano.

Hoy, la palabra innovación está de moda, la oímos en todas partes. Los que trabajamos en posicionamiento la incluimos siempre en nuestro pitch para convencer a un cliente y defender nuestra estrategia.

En lo que no somos ciento por ciento claros con el cliente, es en que este es un proceso de prueba y error donde, por lo general, son más las pérdidas que las ganancias, ahí es donde hay que educarlo. Como le respondió Thomas Alva Edison a una periodista cuando le pregunto por las casi miles de veces que había fallado:

“No fracasé, solo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla”.

Frase de cajón pero real, que los gerentes o directores comerciales y financieros deben tener en sus cabeza, para así invertir lo que se requiere y realizar un proceso de 360 grados que incluya todas las áreas desde mercadeo a ventas, pasando por relaciones públicas.

Dentro del proceso de innovación es importante parar de ver al omligo y hablar entre los mismos sobre qué necesitan los clientes, salirse de los focus groups y empezar a oír las opiniones de la calle.

Este proceso depende de varias áreas entre las que están: data, branding y relaciones públicas. A largo plazo se debe educar y crecer con el cliente. Lo que hacen los procesos innovadores en PR (Relaciones Públicas), por lo general, es generar el interés del consumidor y crear una relación bilateral disruptiva, esto lleva a una reputación corporativa contundente y cercana.

Las estrategias de PR para la innovación ya no son solo de comunicación y envío de un mensaje, también incluyen un proceso donde se debe incorporar la opinión del consumidor dentro del desarrollo y validación de la misma.

La innovación cambia vidas, pero para esto las marcas deben entender las necesidades de los clientes, sus dolores y qué cambios generan una imagen positiva.

Esto solo se logra con un feedback constante, tenido los canales de conversación abiertos siempre, estando dispuestos a entender que hay más errores que aciertos y que en un mundo conectado como hoy, a veces hay que bajar la cabeza, pedir disculpas y seguir con la siguiente prueba, midiendo cada táctica, asignando presupuestos que pueden no dar ganancias pero que nunca son pérdida, son la voz y la conexión de la marca con su público objetivo. Es la diferencia entre tener el nuevo producto estrella o simplemente salir al mercado con un lanzamiento en el que se invierten recurso importantes, pero nuca se genera una conexión con el consumidor.

Si llegaste hasta acá, te invito equivocarte; a decirle a tu jefe y al cliente: "Perdimos, no nos fue como esperábamos", a bajar la cabeza y luego levantarla con lo que realmente importa, por lo que todos amamos hacer; enamorar a los consumidores de la marca, el producto y servicio que ofrecemos día a día.

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Santiago
Vicepresidente de mercadeo y comercial de Juan Valdez
Felipe Forero
Enrique