sábado, mayo 24, 2025
Leonardo

No sé ustedes, pero yo no dejo de sorprenderme con lo que está pasando en TikTok. Lo que empezó como una app para ver bailes y retos virales, hoy es mucho más que eso. Es un lugar donde los jóvenes no solo se entretienen, sino que también encuentran conexiones reales con personas que, en teoría, están a kilómetros de distancia. Y como investigador que soy —y también como alguien curioso por naturaleza— no pude evitar preguntarme: ¿por qué algunos creadores logran conectar tan profundamente con su audiencia?

Hace poco terminé un estudio sobre este tema en el Politécnico Grancolombiano, y aunque podría resumirlo en muchas páginas, hay dos palabras que lo explican casi todo: autenticidad y carisma. Sí, suenan simples, pero créanme, tienen más peso del que imaginamos. Aunque podrían parecer evidentes, estas características encierran matices importantes que ayudan a comprender la relación especial que los usuarios buscan establecer.

La autenticidad, por ejemplo, no es solo un valor bonito. Es lo que marca la diferencia. En un mundo donde todo parece filtrado, editado y perfectamente calculado, ver a alguien siendo genuino es refrescante. Los jóvenes lo notan y lo agradecen. Los creadores que se muestran tal como son, con sus aciertos, sus errores, sus días buenos y sus días no tan buenos, logran algo muy difícil: que la gente confíe en ellos. Y esa confianza es la base de cualquier comunidad sólida.

El carisma, por otro lado, es ese “no sé qué” que hace que quieras seguir viendo a alguien. No se trata solo de ser simpático o gracioso. Es la capacidad de transmitir emociones, de contar algo y que sientas que te lo están diciendo a ti. Es esa conexión invisible que hace que un video de 30 segundos te deje pensando todo el día.

Ahora, muchos me preguntan: ¿y qué pasa con la originalidad o el atractivo físico? ¿No son importantes? Claro que sí. Un video creativo o una cara bonita pueden llamar la atención. Pero eso no garantiza que la gente se quede. Lo que realmente mantiene a los seguidores enganchados es otra cosa: sentir que hay una persona real detrás de la pantalla. Que no todo es pose. Que hay algo auténtico, algo humano.

Y ojo, no estoy diciendo que la originalidad o el físico no sumen. Lo hacen. Pero son complementos, no el centro de la ecuación. Son como el empaque bonito de un regalo: puede llamar la atención, pero lo que realmente importa es lo que hay adentro.

TikTok, con su formato rápido y su capacidad de viralización, ha dado lugar a una nueva forma de influencia. Pero esa influencia, si no se maneja con cuidado, se diluye. Los jóvenes no quieren que les vendan discursos forzados ni ideas impuestas. Quieren escuchar a alguien que les hable con honestidad, que los respete, que los escuche también.

Y eso, para mí, es lo más interesante de todo este fenómeno. Porque más allá de las tendencias, los filtros y los algoritmos, lo que está ocurriendo en TikTok es una muestra de que las nuevas generaciones valoran lo real. Buscan relaciones significativas, incluso en un entorno digital.

Así que, si estás pensando en crear contenido o simplemente quieres entender mejor cómo funciona esta plataforma, te lo digo como docente investigador y como alguien que ha pasado horas viendo videos: la autenticidad y el carisma no son opcionales. Son el corazón de todo. En un mundo lleno de apariencias, lo real sigue siendo lo que más conecta.

También le puede interesar: ¿Qué podemos hacer para un cubrimiento electoral con enfoque de género?

TAGS
Paula
Carolina Mejía