domingo, mayo 05, 2024

Una mirada profunda a sus luchas contradicciones y a sus conquistas de espacios, la herencia que ha recibido de las generaciones anteriores.

 

 

En un estudio reciente, en Provokers Latam, quisimos entender cómo estaba la mujer hoy en Bolivia, Chile, Colombia, Paraguay y Perú, países donde se ha explorado el tema menos la temática vs. otros países, y donde los movimientos feministas todavía no han tenido el alcance que se puede observar en países como Argentina, México y Brasil.

Tras más de 2000 encuestas y 180 entrevistas y acercamientos uno a uno a través de una comunidad virtual, encontramos una gran paradoja, que le ha costado un precio muy alto a la mujer de estas geografías.

Si bien la mujer reconoce que generación tras generación, se han dado grandes pasos con relación al reconocimiento de sus derechos, hacia mayor equidad y de conexión con el valor de ser mujeres, también nos deja ver que la carrera por el empoderamiento le ha sumado aún más responsabilidades y presiones internas y externas a las mujeres de hoy, que está generando que se siga alejando la meta de alcanzar el equilibrio.

El empoderamiento femenino permitió transformar la posición de la mujer en la sociedad e invitó a construir una relación diferente consigo misma:

1. Ganando un espacio valorado del mundo público

2. Demostrando su valía más allá del rol tradicional.

3. Poniendo a prueba sus habilidades y capacidades, superándolas con creces.

Las mujeres han ganado un terreno importante, ya que:

  • El 80% de las entrevistadas cree que en su país las mujeres están igualmente preparadas para el Mundo laboral que los hombres.
  • Y el 82% se considera una mujer independiente y que se puede valer por sí misma.

Sin embargo, vemos como las luces del empoderamiento, que se ha disfrazado de orgullo por ser súper mujer, viene con la sombra de la sobre exigencia y de búsqueda de la perfección le ha cobrado un precio muy alto.

La sociedad demanda su rol tradicional pero también con un rol productivo. Las mujeres asumen multiresponsabilidades, porque sienten que no deben cederle terreno a nadie y deben mantener el control en todo ámbito. Y sumado a lo anterior, buscan constantemente aprobación en sus familias, su entorno de social y laboral al punto de generarse una presión constante por cumplir cualquier su rol de manera perfecta (o casi perfecta).

Por todo esto el empoderamiento, se convierte en una trampa, con consecuencias físicas y emocionales importantes a considerar.

Las mujeres a pesar de cumplir con todo lo que se proponen, el 37% confiesan que a veces le resulta difícil concentrarse en el trabajo debido a sus responsabilidades familiares y a la mitad de la muestra le cuesta compatibilizar los quehaceres de la casa y el cuidado de la familia, con el trabajo; estos porcentajes suben al 55% y al 54% en Bolivia y Paraguay respectivamente.

Pero lo más complejo, viene cuando este remar contra la corriente, se evidencia en problemas de salud con cifras nada tranquilizadoras: Porque, aunque El 76% colombianas considera que tiene una buena salud (66% en LATAM) una de cada dos ha sido diagnosticada con alguna condición o enfermedad en los últimos 3 años (63% en Chile) y el 45% dice padecer alguna condición de salud mental diagnosticada.

Lo que hace de esta situación un problema más complejo es que el 75% declara tener una red de apoyo de familia y amigos a quien recurrir, pero tan solo 3 de cada 10 les parece importante hablar de su salud mental y emocional con esta red cercana y sólo a 2 de cada 10 les parece importante hablar de su salud mental y emocional con personas externas que no conocen y sean expertas en el tema.

Las válvulas de escape para lidiar la esta situación, termina buscándose en solitario y en la cotidianidad, ya que:

El 46,2% de las colombianas ha fortalecido su fe, “oró, rezó, meditó para encontrar paz y tranquilidad” (38.5% en LATAM)

  • El 26,6% para cuidar su salud mental y emocional priorizan el contacto con la naturaleza cuidar plantas y jardines
  • Un 33% tienen una mascota para ayudar a la salud mental y emocional
  • Y un 39% hace ejercicio por su bienestar físico y emocional (42% LATAM)

Esta realidad, entre muchas otras preocupaciones, nos hace preguntarnos ¿Qué rol estamos jugando como sociedad o como entes sociales, en acompañar a la mujer en este tránsito al equilibrio? Ya que es responsabilidad de todos, empresas, gobierno, los medios, entes educativos, familia, reevaluar el discurso del empoderamiento y alejarlo de la mujer súper poderosa que todo lo puede; por el contrario, lo que tenemos es que resaltar que también se vale dejar de hacer, equivocarse y no tiene que ser bueno en todo.

Enseñar que la corresponsabilidad, no solo es “delegar” funciones, sino ceder responsabilidades, incluso la mujer debe entregar las banderas sin miedo, pues debe reconocer que los hombres tienen capacidades y tienen derecho de ser papás, amos de casa, educadores y cuidadores.

Hoy vale ser la mujer que se quiere ser. No se necesita serlo todo para demostrarle nada a nadie. Ella debe tener la opción de elegir qué y cuándo liderar, para vivir bajo la libertad y no bajo la imposición.

Y si bien saben que aún tienen barreras que superar y piensan que el contexto no es nada esperanzador, por las situaciones difíciles en nuestros países; en el ámbito personal el futuro se plantea como una oportunidad. Pues predomina el optimismo, 7 de cada 10 mujeres piensa que su vida personal estará mejor en los próximos 5 años.

Todo esto nos muestra que el mundo femenino enLatinoamérica ha sido un camino lleno de luces y sombras, sombras que les han dado la fuerza para conquistar nuevos territorios y luces que demuestran que no hay caminos imposibles de recorrer para llegar y soñar en un futuro mejor.

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