En materia tributaria, basta recordar que una de las grandes apuestas del anterior Gobierno había sido la del apoyo a las industrias creativas y culturales con las empresas como canales predominantes. Sin embargo, este modelo recibió críticas por no ser la empresa la forma organizativa predominante del sector cultural; de hecho, se crearon más asociaciones accidentales que empresas formalmente constituidas. Asimismo, se incrementó la informalidad.

De acuerdo con Javier Rodríguez, profesor de administración de empresas de la Universidad Javeriana, “teniendo en cuenta la hoja de ruta en materia de cultura del actual Gobierno, los incentivos fiscales –entre ellos, las devoluciones impositivas y las exenciones fiscales a las empresas culturales durante los primeros siete años– dejan de tener sentido, pero no solo por la reforma tributaria, sino por haber sido disposiciones temporales del programa de Economía Naranja del anterior Gobierno”.

Otro aspecto a tener en cuenta es que las industrias culturales son solo una pequeña parte del sector creativo y cultural del país, por lo que hay grandes segmentos que no fueron afectados ni positiva ni negativamente por estos incentivos fiscales y es probable que tampoco lo sean por la actual reforma tributaria.

Por lo pronto, la industria está enfocada en solicitarle al Gobierno la creación de una ley de mecenazgo, que establezca claramente la normativa y los beneficios tributarios para las inversiones en artes, cultura y educación.

Con relación a la reforma laboral, aún en proceso de discusión en el Congreso, Juliana Morad, reconocida analista en Derecho Laboral, afirma que este proyecto generará un alto incremento de los costos laborales, desincentivará la contratación formal en la industria cultural y creativa, y causará una fuerte afectación económica a raíz de las modificaciones que pretende hacer en el pago de la jornada nocturna que hoy empieza a las 9 p.m., pero que esta propuesta adelantaría a las 6 p.m. Además, aumentaría el pago a 100 % del recargo dominical y de festivos, mientras que hoy es de 75 %.

“Por la coyuntura económica actual, no se puede subir precios y, en consecuencia, no se podrá cubrir el aumento de estos costos laborales, lo que afectará a la industria, dependiendo del tamaño de sus empresas. Mientras que las compañías grandes podrán ajustar sus precios, las pyme tendrán como único camino cerrar operaciones o, en el mejor de casos, dejarán de contratar, harán despidos o vincularán personal con condiciones por debajo de lo que exige la ley”, puntualiza Morad.